Han leído ustedes bien el titular: el año que viene, en los centros de Balears, nuestro alumnado aprenderá un nuevo idioma. ¿No saben qué es el spanglish? Es la fusión del español y del inglés, algo que en USA, los latinos usan a diario.

Con esta ironía quiero denunciar las palabras que Onofre Ferrer Riera, director general de Ordenación, Innovación y Formación Profesional del Govern de Balears, dijo delante de los directores de secundaría sobre la implantación del proyecto lingüístico que entrará en vigor a partir del curso siguiente (el ´Decret del tractament integrat de llengües als centres docents no universitaris de les Illes Balears´).

Lo importante, vino a decir, es que de cara a la galería (las familias y la sociedad) se ponga en funcionamiento dicho proyecto, que ha sido ´impuesto´ por la conselleria sin ningún tipo de consenso por parte de los profesionales que nos dedicamos al mundo de la educación.

¿Se han parado a pensar que el año que viene sus hijos, si cursan primero de la ESO, tendrán matemáticas, ciencias sociales o ciencias naturales en inglés, además de otras asignaturas? ¿Qué harán cuando no entiendan las explicaciones del docente porque desconocen el vocabulario? ¿Tienen el suficiente nivel de inglés para poder seguir una clase de este tipo?

Podría seguir formulando más preguntas que me guardo para no aburrir, pero como persona que me dedico a la docencia y he invertido unos cuantos años de mi vida en el aprendizaje de varios idiomas, la palabra que puede definir este despropósito es locura.

Sí al trilingüismo, pero que empiecen desde Infantil y progresivamente, dedicando a ello recursos humanos y económicos; a largo plazo, podrá nuestro alumnado poder obtener un nivel suficiente para poder seguir dichas clases con un vocabulario específico.

Desde hace tiempo venimos denunciando públicamente los recortes en educación y ahora se sacan de la chistera que van a poner en marcha un proyecto que es inviable técnicamente, porque ni nuestros alumnos están preparados para recibir las clases en inglés, ni los profesores (la mayoría) tenemos las competencias necesarias para poder impartirlas con el mismo éxito que si fuesen en catalán o en castellano.

Es indignante ver que nuestros gobernantes siguen sin escuchar a la ciudadanía ni a los agentes sociales. Toman decisiones arbitrarias que van a tener unos resultados devastadores. No puedo pasar por alto el elevadísimo y preocupante fracaso que tenemos en las Baleares, para que añadamos más leña al fuego.

Desde aquí hago un llamamiento a todas las familias y a la sociedad en general para que se informen sobre la implantación de este decreto, que fue aprobado el pasado viernes con un informe consultivo en su contra y que ponía de manifiesto muchísimas objeciones.