Mientras espero impaciente la visita a mi amigo Martín, el apicultor acusado de ser el causante del incendio forestal de Morna el pasado mes mayo y detenido en el centro penitenciario de Ibiza desde entonces, reflexiono sobre esta absurda y trágica situación.

Pertenezco a una organización llamada Amnistía Internacional, movimiento mundial de defensa de los derechos humanos, desde la que luchamos para sacar a la luz los casos de negligencia en relación a la aplicación de leyes y el encarcelamiento injusto. Los miembros de esta organización redactamos cartas dirigidas a las autoridades implicadas para que tengan presente que los ojos del mundo les estan mirando.

Recientemente, he escrito al presidente de Azerbaiyán y al vicepresidente de Yemen para pedirles que tengan en cuenta dos casos intolerables de presos encarcelados sin juicio, dos personas claramente inocentes de los crímenes de los que les acusaban... ¿No somos todos inocentes antes de ser juzgados? Gracias a esta campaña, el joven de Azerbaiyán ya está en libertad.

Ahora me pregunto: la siguiente carta que tenga que escribir, ¿será la que vaya dirigida a las autoridades españolas en relación al asunto de nuestro amigo Martín, hombre sensible y culto, que está mostrando una entereza extraordinaria a lo largo de estos ocho meses en prisión, la misma carta que he escrito a las autoridades de Azerbaiyán y Yemen?